Después de Watterson no se debería decir nada más, peeeeero....

domingo, 18 de octubre de 2009

Sorpresas ( a propósito de la exposición "Viaje alrededor de Carlos Berlanga")



¿Se imaginan que, de buenas a primeras, se descubriese que La Gioconda no es obra de Leonardo? ¿Qué pasaría si, de pronto, existiese "otro" genio semejante? ¿Dónde colocarlo, cómo reescribir una historia - la del arte- construida de la manera más paradójica posible - a partir de excepciones que crean la regla y el canon?.

No se crean que no ha sucedido un montón de veces ya, de hecho, hace poco padecíamos el sobresalto de que "El coloso" de Goya era sólo una atribución - derechazo directo a la mandíbula de todos los especialistas en el pintor- como durante mucho tiempo las obras de Artemisia Gentilleschi fueron tomadas por Caravaggios.
La solución para este tipo de casos es siempre la más sencilla; la gran obra, aquella que era uno de los hijos predilectos de la institución que la acogía bajo su seno, se vuelve cara a la pared y al almacén, que ya no tiene el estatus de "obra maestra" y, bien visto, tampoco era para tanto...la Historia, esa escrita de aquella manera, no sufrirá con el cambio, aqui no ha pasado nada.

Por eso resultan tan importantes las labores de rescate de artistas del pasado y del presente que, de pronto, hacen que se tambalee la historia que nos han contado. Sucedió en los setenta con la labor de historiadoras feministas como Linda Nochlin, embarcada en el proyecto de rescatar y resituar históricamente a todas aquellas pintoras que, sólo por el hecho de serlo, habían pasado a formar parte de la colección permanente de los almacenes de los museos. La labor de la historiadora, tanto en solitario con su artículo del 71 "¿Por qué no ha habido grandes mujeres pintoras?", como con su colaboración con Ann Sutherland Harris para la exposición "Women Artists: 1550-1950" puede ser hoy leída como un faraónico proyecto de investigación y rescate en el que se ponían al descubierto algunas de las más importantes fracturas de nuestro modelo narrativo de historia: ¿como contar la obra de estas artistas según el modelo de historia del que habían sido expulsadas? ¿no era su obra el más claro ejemplo de la necesidad de un nuevo paradigma histórico?.
Desde luego, esta labor de rescate en clave de género pronto serviría como punta de lanza para la recuperación de artistas en base a cuestiones de raza, identidad sexual... y afectaría profundamente a nociones establecidas como las ideas de alta y baja cultura, artistas mayores y menores, y, muy especialmente, a la tan extendida idea del "genio" artístico.




Por eso, creo que no estoy muy de acuerdo con algunos de los titulares aparecidos en relación con la recientemente inaugurada exposición "Viaje alrededor de Carlos Berlanga" en el marco de la Mostra de Valencia. No me gusta leer grandilocuencias como que "la mostra ha descubierto un genio de la pintura", porque los genios - a eso nos ha enseñado la historia- están siempre ahi, siempre presentes, y no hace falta que nadie los descubra.

Sin embargo, es bien cierto que esta exposición pone un poco en vilo algunas de las cuestiones que la historia del arte español contemporáneo ha querido mantener como verdades irrefutables (buena muestra de ello ha sido la reciente exposición sobre los "Esquizos de Madrid", un claro ejemplo de manipulación histórica).
Porque se supone que en España, y especialmente en Madrid, durante los años setenta y los ochenta lo canónico fue el regreso a la "pintura, pintura" influída por la obra teórica y plástica de artistas como Juan Antonio Aguirre o Luis Gordillo, cuya estela sería seguida de cerca por autores como Carlos alcolea o Chema Cobo. Un retorno a la pintura al que artistas como Guillermo Pérez Villalta o Herminio Molero (menos mal que él si tiene una más que destacada presencia en la exposición que ahora ha itinerado a Barcelona), añadieron el punto "pop" más frívolo y bajocultural, con sus querencias por el kitsch, los motivos costasoleros, las citas musicales, el cómic y cierta afición por todos aquellos elementos que entonces se tenían por "baja cultura", y que a ellos les parecieron el elmento perfecto que fundir con la pintura más seria para empezar el proceso de una cierta "desjerarquización necesaria" de la cultura española, que, el tiempo ha demostrado, nunca acabaría por llegar.



De hecho, esta desjerarqización no parece que se viviera como tal ni en su momento, ni mucho menos se ha rescrito así después. Y es que el problema de que los testigos del momento sigan vivos, es que siguen vivos con ellos las implicaciones personales que acabaron por forjar las impresiones de "grupo", y ciertas pposturas compartidas que hoy parecen algo programáticas, como las de Achile Bonito Oliva capitaneando la "Transvanguardia italiana", la gran enemiga junto a los "Nuevos Salvajes" alemanes de la "Nueva Figuración Madrileña" en sus aspiraciones por alcanzar la Meca del arte en los 80: la ciudad de Nueva York y las galerías del Soho y el Downtown.
Y ahora va y aparece Carlos Berlanga, ese a quien teníamos sólo como uno de los mejores compositores y músicos del pop español, con una exposición monumental que pone al descubierto su maestría a los pinceles y el dibujo y su capacidad para fundir la historia del arte tradicional, la vanguardia de Picasso y Cocteau y el proto-pop expresionista de Stuart Davis, con elementos como la música, el cómic, el fanzine, la moda, y todo aquello que se pusiese a su alcance en una verdadera desjerarquización de la figura del artista - propuesta paradigmática de la obra de Villalta y Molero, que sólo Berlanga parece haber conseguido cumplir con su misma desaparición como tal.



¿Y qué hacemos ahora? ¿cómo reescribimos nuestra historia con la aparición de este nuevo coletazo que no es sólo deudor de las propuestas neofigurativas, sino que es coetáneo de las mismas, y hasta parece representarlas y resumirlas a la perfección? ¿Cómo incluir ahora en el relato a Berlanga, con todo lo que Berlanga traería tras de si - desdes Costus a Ceesepe pasando por Quico Rivas, cuya labor crítica desde luego ha trascendido sobre su producción plástica?

Mucho me temo, que no va a ayudar a que la historia se reescriba - a menos que los testigos del momento dejen de ser quienes se encarguen de escribir y contar una y otra vez la misma historia. Que los neofigurativos seguirán siendo los mismos, con su conciencia misma de grupo manufacturada en la época, y que el arte español de los setenta no tendrá la vis pop, camp y "bajocultural" de obras como las de Berlanga o las costus en las exposiciones de los museos. Mejor dejarlos en esa etiqueta impuesta hace veinte años, en la que pocos de ellos se reconocieron - la difusa e inexistente "Movida"- antes de tener que recontar la historia por todos sabida.
Aunque muestras como las del Reina Sofía huelan un poco a reliquia y las obras de Berlanga sobre las paredes, unánimenente, diesen una impresión de vida y de contemporaneidad que resulta por si misma elocuente (no lo mencionaba en mi entrada anterior, pero no es casual que el mismo Warhol fuese mejor entendido por la generación de artistas de los ochenta - Mapplethorpe, Sherman, Levine o Kruger- que por sus contemporáneos "pop" - Rauschenberg, Lichtenstein, Johns o Hockney).



Hablando con la catalogadora de la muestra durante la inauguración (Marta Vaquerizo, que además de Nancy Rubia, es una historiadora del arte y catalogadora de indudable solvencia como demuestra su trabajao en Casa Asia y esta exposición)y del trabajo que había supuesto rescatar la obra de Berlanga - y es muchísima- de las colecciones de amigos y conocidos para su reunión, acabamos concluyendo que el trabajo ha sido casi como hacer arqueología - rescatar los restos desaparecidos que pueden hacer cambiar la Historia-. No tuve por menos que echar un vistazo a mi alrededor, cumpliendo con el viaje alrededor de Carlos Berlanga, y pensar, como decía Auden, que "si algo nos enseña la arqueología, es que los libros de texto nos engañan".




Para saber más sobre la exposición y el artista, para quien no quiera comprarse el impresionante catálogo:

http://www.viajealrededordecarlosberlanga.es/inicio.html

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